A la sevillana María Durán, de 27 años, le gustó hace tiempo el sonido del agua al hervir. Mañana presentará en Madrid su proyecto Cuisine Croncrète, con el que fabrica música con una batidora y un tostador. "La mayoría de gente cree que soy rara, pero yo me considero una persona normal. Me gusta utilizar, sobre todo, el humor", bromea María. "En los años veinte ya se hacían cosas más extrañas que ahora en este campo de la música experimental". Y este campo es la base del festival Experimenta, que vuelve como cada otoño a La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid (Ronda de Valencia, 2. http://www.lacasaencendida.com/).
Una treintena de los músicos más vanguardistas, innovadores y, por qué no decirlo, más marcianos de la música electrónica desfilarán hasta el domingo por La Casa Encendida. Además de conciertos, por 10 euros al día, la oferta incluye proyecciones, conferencias y sesiones de DJ Anti Dj, "espectáculos diferentes con audio y vídeo", explica Javier Piñango, músico de 45 años y uno de los organizadores de la 7ª edición del festival Experimentaclub.
Hay más excentricidades este año, como Shigeru Ishihara, conocido como DJ Scotch Egg, con su sinfonía compuesta con Gameboys, o Los Caballos de Düsseldorf que, en realidad son cuatro madrileños que utilizan secadores de pelo y latas de sardinas para sus conciertos interactivos. "En este festival vemos que no somos tan marcianos", explica Carmen, de Los Caballos..., "Hasta parecemos un grupo comercial", bromea.
Las rarezas se desarrollan en el escenario y no en los camerinos. Así lo ve Piñango: "Son menos raros que cualquier estrella del rock". Aunque el contenido del programa puede parecer una batalla de términos a cada cual más impronunciable: Drill'n' bass, glitch-hop, dancefloor-pop, glicks'n'cuts ... Pero, al final, es mucho más fácil. "A veces las etiquetas se inventan porque la música experimental es muy difícil de definir con palabras", dice Piñango.
Entre los platos fuertes internacionales de este año figuran el dúo electrónico alemán, Mouse on Mars (hoy, 22.00) y al japonés Merzbow, una institución del ambiente oscuro que cerrará el estival, que mira esta vez a Asia (China y Japón) y Sudamérica.
"Se cree que es esta música es pretenciosa y aburrida, pero puede llegar a ser muy divertida", asegura el organizador. Ecléctico y variado, Experimentaclub pretende ser un escaparate para descubrir nuevos sonidos. No hace falta conocer a los artistas para disfrutarlos.
Hay más excentricidades este año, como Shigeru Ishihara, conocido como DJ Scotch Egg, con su sinfonía compuesta con Gameboys, o Los Caballos de Düsseldorf que, en realidad son cuatro madrileños que utilizan secadores de pelo y latas de sardinas para sus conciertos interactivos. "En este festival vemos que no somos tan marcianos", explica Carmen, de Los Caballos..., "Hasta parecemos un grupo comercial", bromea.
Las rarezas se desarrollan en el escenario y no en los camerinos. Así lo ve Piñango: "Son menos raros que cualquier estrella del rock". Aunque el contenido del programa puede parecer una batalla de términos a cada cual más impronunciable: Drill'n' bass, glitch-hop, dancefloor-pop, glicks'n'cuts ... Pero, al final, es mucho más fácil. "A veces las etiquetas se inventan porque la música experimental es muy difícil de definir con palabras", dice Piñango.
Entre los platos fuertes internacionales de este año figuran el dúo electrónico alemán, Mouse on Mars (hoy, 22.00) y al japonés Merzbow, una institución del ambiente oscuro que cerrará el estival, que mira esta vez a Asia (China y Japón) y Sudamérica.
"Se cree que es esta música es pretenciosa y aburrida, pero puede llegar a ser muy divertida", asegura el organizador. Ecléctico y variado, Experimentaclub pretende ser un escaparate para descubrir nuevos sonidos. No hace falta conocer a los artistas para disfrutarlos.
Más información:http://www.experimentaclub.com/
EL PAÍS, jueves 4 de octubre de 2007
Fotogradía: http://www.esmadrid.com/
EL PAÍS, jueves 4 de octubre de 2007
Fotogradía: http://www.esmadrid.com/
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